Investigadores españoles han comenzado un ensayo clínico pionero para modificar el tratamiento después de sufrir un tipo de infarto de miocardio que afecta a 100.000 personas al año, y que contrarrestaría los efectos secundarios que padecen y mejoraría su calidad de vida.
Este estudio, que ha sido impulsado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC), determinará si la prescripción de betabloqueantes durante toda la vida es necesaria para aquellos pacientes en los que no haya disminuido la contracción del corazón.
Esta terapia, que se viene aplicando desde hace treinta años, consigue reducir la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la contractilidad para mejorar el flujo de sangre a las arterias, y está aprobada en las guías de práctica clínica tanto europeas como americanas.
Sin embargo, tiene efectos secundarios como fatiga, astenia o disfunción eréctil, según explicaron en la presentación del estudio el director general del CNIC, Valentín Fuster, el investigador principal del proyecto, Borja Ibáñez, y el presidente de la SEC, Manuel Anguita.
Por ello, Reboot estudia por primera vez si eliminar estos betabloqueantes para los enfermos sin disfunción sistólica ventricular izquierda; es decir, sin una disminución de las contracciones, influye en «la incidencia de muerte, infarto o de reingreso por reincidencia cardíaca».
Los expertos indicaron que este ensayo no implicará dejar de usarlos, ya que un estudio anterior del CNIC demostró que este fármaco sí es efectivo al utilizarlo inmediatamente después de sufrir el infarto y en otro tipo de accidentes cardiovasculares.
Fuster, que recordó que el de miocardio «hoy en día es la causa de mortalidad más alta en el mundo», explicó que el ensayo se aplicaría a casi el 40 % de estas afecciones en España.
Además, destacó que es una iniciativa independiente y sufragada por este centro y el SEC, en el que participarán 55 hospitales españoles y 25 italianos.
«Es un estudio muy importante porque los médicos van a trabajar voluntariamente, aquí no hay dinero de la industria. Vamos a mirar la calidad de vida en cuanto a enfermos que pueden tener la causa de mortalidad número uno en el mundo», añadió.
Fuente EL Correo Gallego